El nuevo gobierno de Brasil planea retomar su rol de liderazgo para impulsar la agenda climática internacional, al priorizar la descarbonización de las cadenas de producción y alcanzar la transición hacia una economía baja en carbono. La estrategia, liderada por la ministra de medio ambiente, Marina Silva, tiene como objetivo contener las emisiones de gases de efecto invernadero que han ganado terreno de forma sostenida en todo el mundo.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) de 2021 hizo posible que se creara un régimen de comercio estructurado entre los países, que regula la compra de "permisos" de emisiones de carbono para alcanzar los objetivos climáticos. La meta establecida durante la COP26 era la de limitar el calentamiento global a 1.5° C y neutralizar las emisiones de gases de efecto invernadero anuales en todo el mundo para 2050.

65 países, que representan aproximadamente el 80 % del PBI mundial y entre los que se encuentran China, Estados Unidos y la mayoría de los países europeos, ya se han comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono entre 2050 y 2060. Durante la conferencia COP27, celebrada en Egipto en 2022, las conversaciones avanzaron, pero aun no hay un mercado de crédito de carbono estandarizado a nivel global.

En 2021, las transacciones de crédito de carbono alcanzaron los USD 1 mil millones; se espera que el mercado valga USD 50 mil millones para 2030. Este aumento exponencial se ve alentado por una demanda voluntaria del mercado, con iniciativas como la creación del impuesto fronterizo de importación de carbono de la Unión Europea, aprobado en diciembre de 2022. El pacto es temporal y es la primera vez que una normativa en materia de cambio climático se utiliza en el ámbito del comercio global.

Brasil se encuentra en una posición de liderazgo dentro de este mercado. Por su cuenta, el país es responsable de alrededor del 20 % del crédito de carbono potencialmente generado de recursos naturales, creado ya sea para evitar la deforestación o a través de iniciativas de reforestación.

Brasil lidera el camino en el mercado de créditos de carbono

Brasil puede convertirse en el líder global en el mercado de crédito de carbono, a través de proyectos asociados con la conservación (REDD+) y la restauración forestal (ARR). Con biomas extremadamente ricos, como el Amazonas, Cerrado, Caatinga y el Bosque Atlántico, el país puede liderar este mercado a través de la reforestación y la protección de los bosques. Las oportunidades medioambientales y socioeconómicas relacionadas con el desarrollo de un mercado de carbono forestal dinámico son significativas, pero los desafíos son igualmente importantes.

El gran desafío relacionado con la protección y reforestación de los bosques es la financiación de la inversión necesaria para poder llevar a cabo las iniciativas para prevenir la deforestación y el secuestro de carbono a través de la reforestación de los bosques. Si en Brasil, hace dos o tres años, los principales créditos de carbono provenían de la energía renovable, en 2022 surgirán de los proyectos de carbono forestal. Brasil puede y debe aprovechar este gran potencial de los proyectos forestales.

Aún existen grandes desafíos en este camino, pero Brasil avanza para lograr tener una mayor seguridad en materia legal, con normas como el Código Forestal 2012, la política nacional de pagos por servicios medioambientales (aplicada en 2021) y el intento de regular normas para el mercado de carbono a través del Decreto 11075, que crea el Sistema Nacional de Reducción de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (Sinare) y establece cómo los sectores definirán sus objetivos de reducción de las emisiones.

Iniciativas relacionadas con el carbono

El mercado de carbono es una herramienta para las políticas públicas y el financiamiento de una economía baja en carbono. En la actualidad, el mundo experimenta situaciones extremas a través de eventos de emergencia climática, que ya han ocasionado consecuencias en la sociedad. Estudios científicos indican que estos eventos están ocurriendo con mayor frecuencia. Continuarán sucediendo y tendrán consecuencias mucho más graves de las que vemos hoy, por lo que es necesario tomar medidas de gobernanza para lidiar con esta problemática, y uno de los métodos viables es fijar el precio de la tonelada de carbono.

Estudios realizados por el Banco Mundial muestran que el rango ideal para valuar una tonelada de carbono es de alrededor de USD 100 a USD 150, a fin de que las políticas públicas funcionen y que Brasil alcance el nivel cero y reduzca las emisiones de carbono. En comparación, un crédito de carbono forestal se vende a USD 10 actualmente, en promedio. Considerando los estudios, esta disparidad representa el potencial de apreciación de los bonos que equivalen a una tonelada de carbono en el futuro para el país.

Otra iniciativa, que aún no es popular, está relacionada con la regulación del mercado de carbono a través del pago de un impuesto de carbono, que será dirigido al flujo de efectivo de la administración pública para administrar los recursos. Con el monto recaudado de estos impuestos, será posible realizar inversiones como se indica en la legislación, con el propósito de reducir las emisiones de carbono.

Los mercados de carbono regulados presentan una gran oportunidad para la protección forestal, pero todavía carecen de una mayor estandarización de las normas y mecanismos para certificar los créditos de los bosques. Con la regulación, cada empresa tiene un límite para emitir los gases de efecto invernadero. Las compañías que emitan menos gases obtendrán créditos, que pueden venderse a aquellas organizaciones que excedieron sus límites.

Brasil no tiene un mercado de carbono regulado. El proyecto de ley 528/2021, que define el Mercado de Reducción de las Emisiones de Carbono en Brasil (MBRE), se ha presentado en el Congreso. La idea del proyecto es la de vincular los créditos de carbono a acciones para reducir o eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera.

El 26 de diciembre de 2022, el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro aprobó la medida provisoria 1151, que cambia las normas para administrar los bosques públicos, además de permitir la venta de crédito de carbono a través de concesiones en áreas de conservación forestal. Esta medida puede impulsar ampliamente el mercado, pero aún está sujeto a la aprobación del congreso.

La importancia del capital privado para impulsar el mercado de carbono en Brasil

El capital privado tiene un rol fundamental en el desarrollo la industria de los créditos de carbono en Brasil. Esto puede llevarse adelante con la creación de fondos de inversión para la generación y comercialización de créditos de carbono a través de la reforestación y conservación de los biomas brasileros.

Durante la COP27, Itaú Unibanco, Marfrig, Rabobank, Santander, Suzano y Vale anunciaron la creación de Biomas, una compañía independiente que busca restaurar y proteger cuatro millones de hectáreas de bosques nativos durante los próximos 20 años y vender los créditos de carbono que se originan de esas áreas.

Uno de los grandes desafíos enfrentados cuando hacemos referencia a la compra de tierras amazónicas para la reforestación es la regularidad de la propiedad territorial y de la información incompatible con las oficinas de registro sobre el registro de las tierras. Para que este mercado funcione, es necesario que los registros de la propiedad estén comunicados entre sí en las oficinas de registro y en los registros del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) y en los institutos estatales con registros en el Registro Ambiental Rural (CAR).

Otra cuestión a considerar por los inversores es el nivel de cuidado de los derechos humanos, al invertir en determinada área forestal. Es muy importante respetar, consultar y compensar comunidades con la existencia de la comunidad quilimbola y de las poblaciones indígenas. Al mismo tiempo que estas tierras generan complejidad para estructurar estos proyectos, suman un componente adicional de valor, porque cuando se tratan adecuadamente, la tendencia es que los créditos de carbono serán incluso más valorados en el mercado.

Una vez superados los pasos burocráticos, hay una gran oportunidad para el mercado financiero de posibilitar proyectos que generen carbono para la compraventa. Ante este escenario, la inversión privada ofrece la posibilidad de fomentar proyectos de carbono e integrar el ecosistema del mercado de carbono en Brasil.

Este avance ya está ocurriendo a un ritmo acelerado: desde 2021, la información recopilada por la iniciativa Ecosystem Marketplace muestra que el país vendió 3,1 millones de toneladas de créditos forestales. Estos datos muestran el potencial que tiene este mercado y el hecho de que las contribuciones de los fondos de capital privado pueden impulsar una economía baja en carbono y aumentar la escala de sus negocios.

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Originally published 14 Abril 2023

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